Justicia ambiental potenciada por la Inteligencia Artificial

 Justicia ambiental potenciada por la Inteligencia Artificial

El cambio climático se alza como el reto definitorio de nuestra era, pero sus impactos no se distribuyen de forma equitativa. Tanto en las naciones desarrolladas como en aquellas en vías de desarrollo, la degradación ambiental afecta de manera desproporcionada a las comunidades marginadas por razones de raza, etnicidad, religión y pobreza. Estas comunidades, que ya enfrentan desigualdades sistémicas, como la escasez de agua y una mayor exposición a la contaminación y condiciones climáticas extremas, ven exacerbadas sus dificultades por la crisis climática.

Según el Banco Mundial, los desastres climáticos condenan cada año a 26 millones de personas a la pobreza. Dado que los medios de vida de los más desfavorecidos suelen depender de la agricultura, un sector altamente sensible a las condiciones climáticas, es imperativo proporcionarles acceso a recursos técnicos, financieros e institucionales para prepararse y responder a eventos climáticos extremos.

El sector tecnológico, con su capacidad de innovación en soluciones climáticas, puede ofrecer las herramientas necesarias para abordar, comprender y mitigar los efectos perjudiciales del calentamiento global. Las empresas tecnológicas deben poner a disposición de las comunidades en primera línea de la crisis climática las tecnologías más avanzadas y efectivas. La inteligencia artificial (IA) puede jugar un papel crucial al ofrecer acceso sin precedentes a pronósticos e información precisa en tiempo real.

Por ejemplo, proyectos como la Deltares Aquality App, potenciada por IA y respaldada por el IBM Sustainability Accelerator, permiten a los agricultores evaluar y mejorar la calidad del agua, lo que les ayuda a cultivar de manera más sostenible y proteger la biodiversidad, además de prevenir la contaminación.

La IA también puede ayudar a los pequeños agricultores a enfrentar desafíos como los crecientes costos, la competencia desigual con productores más grandes y los devastadores efectos del cambio climático en la biodiversidad y los patrones meteorológicos. Información más precisa sobre las condiciones del suelo y la disponibilidad de agua puede ayudar a abordar estos problemas.

Imaginemos a las autoridades regionales de un país en desarrollo utilizando algoritmos de aprendizaje automático para prever el crecimiento demográfico y la demanda energética futuros. Esto permitiría optimizar la red energética del país, redirigiendo el suministro hacia donde sea más necesario.

La disponibilidad de aplicaciones móviles y asistentes virtuales basados en IA promueve el acceso equitativo a datos y conocimientos técnicos. Con pronósticos meteorológicos precisos, técnicas agronómicas avanzadas y cálculos de huella de carbono, los pequeños agricultores pueden desarrollar una mayor resiliencia climática, mejorar la producción y aumentar sus ingresos al adaptarse rápidamente a las condiciones climáticas cambiantes y gestionar de manera más sostenible los cultivos.

Sin embargo, simplemente proporcionar estas herramientas a las comunidades marginadas no resuelve el problema. Las empresas tecnológicas deben estar dispuestas a compartir conocimientos con los usuarios, ofrecer instrucciones sobre la obtención de datos y fomentar la colaboración independiente, además de solicitar retroalimentación de los agricultores y otros usuarios. Además, es esencial apoyar a las tecnológicas locales y desarrolladores de aplicaciones para que puedan implementar estas herramientas de manera efectiva.

Más allá de aumentar el acceso a las herramientas impulsadas por la IA, la comunidad tecnológica, en colaboración con ONGs, gobiernos y agencias internacionales, puede contribuir a construir un futuro equitativo y resiliente para las comunidades desfavorecidas. Esto implica brindar formación en habilidades técnicas y conocimientos necesarios para empleos verdes, que se espera tengan una alta demanda a medida que avance la transición hacia una economía global con bajo consumo de carbono. Preparar a los trabajadores para estos empleos, junto con la adopción generalizada de nuevas tecnologías, fortalecerá la resiliencia climática, especialmente en las economías en desarrollo. La responsabilidad de abordar las crecientes amenazas al medio ambiente recae en todos nosotros: individuos, corporaciones, organizaciones y gobiernos. Es especialmente crucial que las empresas tecnológicas destinen recursos significativos para combatir el calentamiento global. Esto implica invertir en el desarrollo e implementación de herramientas basadas en IA y asegurarse de que estén al alcance de quienes más las necesitan. En última instancia, encontrar soluciones climáticas y lograr la justicia ambiental dependen de que el sector privado utilice su experiencia en beneficio de todos.